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"LOS PADRES, PRINCIPALES EDUCADORES"


¿ QUE ES EDUCAR?


La familia como primer agente formador necesita reflexionar sobre sus modelos educativos y tomar conciencia de su papel en la formación de sus hijos e hijas. La complejidad de la realidad actual escapa a la familia y esto repercute en la vida del los niños y las niñas y se traduce en problemas escolares y familiares que se viven cotidianamente como son el desinterés, falta de motivación, dependencia, bajo rendimiento, fracaso escolar, violencia, etc.,


El/la/niño/a comienza su educación en la familia y después la escuela la complementa. Por tanto, familia y escuela son dos espacios cercanos en la experiencia diaria los niños y las niñas, que exige un esfuerzo común para crear espacios de comunicación y participación, de forma que le den sentido a esta experiencia diaria.

La razón de este esfuerzo se justifica en sus finalidades educativas dirigidas al crecimiento biológico, psicológico, social, ético y moral del/la niño/a, en una palabra, al desarrollo integral de su personalidad.

De la coordinación y armonía entre familia y escuela dependerá el desarrollo de personalidades sanas y equilibradas, cuya conducta influirá en posteriores interacciones sociales y convivencia en grupo, que crearán un nuevo estilo de vida.

“Es urgente que ambas instituciones, escuela y familia, reconozcan que los niños y las niñas son los verdaderos actores de su quehacer educativo”

La escuela se sitúa en el segundo lugar, de importancia, (después de la familia) en la vida de los niños y las niñas.

Entre sus funciones primordiales se encuentran el fomentar la participación, cooperación y colaboración entre las y los alumnos/as; en consecuencia, la puesta en práctica de los valores comunitarios y democráticos que se proponen en la familia y la escuela, formarán parte de las experiencias y vivencias de los alumnos/as y desde los dos ámbitos en los que interactúan día con día, e irán construyendo su identidad y autoconcepto.

En una sociedad como la nuestra, la familia y la escuela deberán tener claros sus funciones y fomentar la convivencia sana y armoniosa, como fundamento de toda experiencia social posterior.

Ejes rectores de actuación

  • La autoridad basada en el compromiso ético

  • El ejemplo como relación entre lo que se piensa, se dice y se hace.

  • El amor como el motor que impulsa y da vida.

La experiencia temprana en la familia donde se promueve la comunicación basada en el diálogo y el consenso sustentarán actitudes democráticas de participación, colaboración y cooperación.


Este aprendizaje previo será reforzado en la escuela, al poner en práctica actividades en las que los alumnos/as trabajen en equipo, utilicen la negociación para resolver sus conflictos y pongan en práctica los valores de la vida en los que se han iniciado en el hogar.

En conclusión: es fundamental que padres y madres de familia y el profesorado en general, que establezcan acuerdos sobre cómo hacer efectiva la participación de la familia en la escuela, para que sus relaciones sean de ayuda mutua, que permita hacer frente a los desafíos que presenta la sociedad, lo que necesariamente redundará positivamente en la educación de las niñas y los niños y dará coherencia a sus experiencias futuras.


Los padres y madres de familia y el desempeño escolar.


“Cómo establecer objetivos horarios y un método de estudio en casa”

Antes de comenzar a establecer objetivos para un método de estudio en casa, como padres debemos comenzar por evaluar como observamos en nuestros hijos e hijas los siguientes aspectos: ambiente de estudio, planificación, formas de estudio, lectura, trabajos, exámenes, atención, memoria, motivación e interés, Incluso acudir al oculista en caso de ser necesario.


¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a estudiar?


Un enfoque desde el desarrollo de competencias y valores.

1.- Creando un ambiente de estudio en casa.

Somos lo que hemos aprendido a ser. Crear un ambiente para conseguir objetivos educativos para el estudio, no es la actuación de unos días solamente sin continuidad y de manera esporádica, sino una actuación sistemática y perseverante para conseguir las metas marcadas.


¿Cómo se crea el ambiente de estudio?


Cuidando los detalles materiales que favorezcan el trabajo, elegir un sitio para estudiar, que reúna condiciones mínimas como: aislamiento de ruidos y distracciones; iluminación suficiente; silla y mesa de trabajo funcionales para las tareas que se realizan normalmente.

  • Respetar el tiempo de tareas sin interferir con otros encargos que puedan surgir en casa. Aprovechando el tiempo de estudio de sus hijos e hijas, para realizar diversos trabajos que tengan pendientes, a fin de que ellos los puedan ver como modelos que van por delante y son dignos de imitar.

  • Crear hábitos de estudio, es decir, repitiendo siempre el mismo horario de estudio, de trabajo en un ambiente de silencio.

  • De ser posible: Tener material básico para el estudio: diccionarios, enciclopedias, libros de consulta, lápiz, goma, regla, colores, etc.

  • Promover para el tiempo libre, actividades que tengan relación con la cultura y la lectura, con el afán de ampliar los conocimientos generales.

2.- Promover la cultura con el ejemplo.

Si los padres y madres tienen curiosidad intelectual, afán de saber y afición por la lectura, serán un ejemplo estimulante para el estudio de sus hijos e hijas.

Los padres y madres tienen que preguntarse hasta qué punto fomentan, (sobre todo con el ejemplo), la cultura. Los hijos e hijas no piden un profesor particular en los padres y madres, sino la coherencia en su preocupación por los temas culturales y su sensibilidad ante otros temas. Son también manifestaciones de esa sensibilidad cultural, la existencia de una pequeña biblioteca familiar, las revistas que entran en la casa y las conversaciones que se tienen, etc.


3.- Manteniendo una estrecha colaboración con el profesorado.

Padres, madres y profesorado están involucrados en una misma tarea: la educación de la infancia, por ello, es necesario transitar en la misma dirección y se precisa de una colaboración mutua.

Para efecto de dar seguimiento al proceso escolar y de aprovechamiento de las y los hijos e hijas, se puede pedir una entrevista posterior a cada evaluación y asistir a todas las reuniones escolares programadas durante el año.

Será conveniente fijar conjuntamente algún objetivo común para la actuación de los padres y madres y la escuela. Este debe ser preciso y medible, para que en la próxima entrevista que se tenga, empezar por la revisión del objetivo marcado, cómo ha avanzado, dificultades que han surgido, etc.


4.- Orientando a las y los hijos e hijas en el manejo de las técnicas de estudio.

El principal instrumento que se necesita para el estudio es la lectura, de manera que es necesario que nuestro/a hijo/a tenga las suficientes habilidades en comprensión, velocidad y entonación en la lectura. Si este aspecto básico no se ha desarrollado en su momento con la suficiente eficiencia, posteriormente será la principal causa del fracaso escolar.

Otras técnicas de estudio que nuestro/a hijo/a deberá manejar adecuadamente son las siguientes:

  • Saber organizar su tiempo.

  • Saber hacer esquemas, resúmenes.

  • Saber subrayar un texto.

Pasos a seguir para estudiar un tema.

La primera tarea es detectar en qué falla nuestro/a hijo/a, los problemas de estudio más comunes son: memorismo; estudiar sólo para el examen; dependencia excesiva del/la profesor/a y del libro de texto (falta de iniciativa); no saber distinguir lo importante de lo secundario; dificultad para expresarse oralmente y por escrito; dificultad para relacionar y sintetizar conocimientos; mal uso del tiempo.

Una vez que entendemos en qué falla y en qué hay que intervenir y apoyar, será necesario hacer un plan para tratar de superar esos puntos débiles.


5.- Animarlo al estudio sin regañar.

  • Promover el estudio sin regañar, ya que el insistir demasiado puede ser contraproducente.

  • Valorar el esfuerzo y la dedicación de nuestro/a hijo/a al estudio más que sus resultados.

  • Centrar la valoración de nuestro/a hijo/a en sus esfuerzos y no en sus calificaciones.

  • Mirar como persona a nuestro/a hijo/a y en un contexto más amplio que el mero rendimiento académico.

  • Resaltar sus propios progresos, aunque estos no estén a la altura de lo que a nosotros como padres nos gustaría.

  • Dar tiempo; lo importante es que vaya progresando, aunque en el momento parezca que no avanza.

  • Recordar que los éxitos, aunque nos parezcan pequeños, son una pieza clave para mantener el interés.


6.- Procurar ayudas adicionales cuando sea necesario.

Cada hijo/a tiene su propio ritmo de aprendizaje. Se requiere dar la respuesta adecuada al problema, que puede ir desde nuestra ayuda personal hasta pedirle apoyo extra al/la profesor/a, hermanos/as mayores o a alguno de sus compañeros/as.

  • Los padres y madres conocen las necesidades que sus hijos e hijas tienen que superar. La dificultad que tiene esta opción es que los padres y madres han de disponer de suficiente tiempo para poder dedicarlo a la ayuda escolar. Asimismo han de tener los suficientes conocimientos para ayudar en esas materias.

  • Pedirle ayuda a algún hermano mayor: Tiene la ventaja de hacerle partícipe de dicha responsabilidad. Esto crea más unidad familiar entre los miembros al tener un propósito común, no obstante puede tener la dificultad de la falta de autoridad que tiene un/a hermano/a, de manera que no siga las indicaciones que se le hacen.

  • Entre alumnos/as se explican de manera más didáctica y con el mismo lenguaje, las cosas en las que tienen dificultades.

Las alternativas anteriores pueden plantearse para situaciones extraordinarias como son: materias reprobadas que indican lagunas importantes, dificultades significativas con áreas determinadas, pasar “de panzazo” a un curso superior sin tener dominado el anterior, o cuando el/la niño/a no pueda seguir el ritmo normal de la clase. Sin embargo, puede pasar que lo extraordinario se convierta en ordinario.


7.- Siguiendo el quehacer diario sin agobiar.

El criterio a seguir es que mientras más pequeños sean los hijos e hijas, más de cerca hemos de hacer el seguimiento de las tareas.

A medida que van creciendo y han avanzado en autonomía y responsabilidad, puede darse más distancia en el seguimiento.

  • Tener presente los periodos de evaluaciones.

  • Conocer los resultados de las evaluaciones.

  • Identificar las dificultades que están enfrentando.

  • Cuáles son sus actitudes y disposición hacia el estudio y la escuela.

Se recomienda hacer un seguimiento detallado y oportuno sin que este resulte agobiante para ambas partes (padres, madres e hijos/as), y a medida que van creciendo o avanzando en sus objetivos educativos puede ir disminuyendo de intensidad nuestro apoyo y vigilancia en las tareas escolares; no olvidar que cada caso es único, y tal vez lo que requiere uno/a de nuestros/as hijos/as no sea lo mismo que necesita otro/a de ellos/as.

Es muy importante que estas acciones se realicen dentro de un ambiente cálido, amoroso y comprensivo; poco lograremos con imposiciones y regaños.


Un saludo afectuoso y si comentan para nosotros será un gusto responder y estar atentos para compartir nuestra experiencia.

¡HASTA EL PROXIMO NUMERO!








 
 
 

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